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Noticia: Medellín, ¿ciudad pedaleable?*

  • Delaurbe
  • 21 nov 2017
  • 4 Min. de lectura

Medellín, a pesar de sus 29 kilómetros de bicicarriles, sigue teniendo mucho terrero por recorrer en el uso de la bicicleta.


La bicicleta es hoy una buena opción de movilidad, tanto así que en la actualidad hay 800 millones de ellas rodando en todo el mundo, es decir, aproximadamente una bicicleta por cada nueve personas, un tanto más que los automóviles que llegan a ser uno por cada siete personas. Pero el hecho de que existan tantas no lleva a decir que todas las metrópolis estén totalmente adaptadas para éstas ni mucho menos da certeza de la existencia de una buena cultura urbana para el ciclismo.


Copenhague, por ejemplo, es considerada una ciudad bici-amigable. Allí el racionamiento de combustible durante la época de la Segunda Guerra Mundial popularizó la bicicleta, lo cual condujo, paulatinamente, a la generación de una verdadera cultura que, por medio de políticas públicas, encaminó el hecho de pedalear como alternativa de transporte y, finalmente, como hábito de vida saludable. Hoy no solo cuenta con la mitad del tráfico compuesto por bicicletas sino que dicho medio superó en cantidad a los habitantes de la capital danesa.


Por estructura, posición geográfica y cultura, en esta lista también se encuentran algunas principales ciudades de Estados Unidos, importantes capitales como Beijing (República Popular China), Amsterdam (Holanda), así como Bogotá y Buenos Aires en Latinoamérica, sin dejar de lado a Curitiba, ciudad brasilera que posee más de 120 kilómetros de ciclorrutas, consideradas como las mejor planificadas del mundo. Pero, ¿dónde está Medellín?


La ciudad en dos ruedas


Carlos Carvajal, después de recorrer en cicla casi todos los municipios antioqueños y rodar por diferentes partes de Colombia, decidió crear en 2010 un proyecto llamado Pedaleando Alma, que inicialmente consistió en emprender un viaje por Suramérica en bicicleta. De regreso a Medellín, Carlos le apostó a incentivar el ciclismo urbano y para ello creó La Fiesta de la Bici, un encuentro de ciclistas el último miércoles de cada mes.


Luego de convocar la primera vez a alrededor de tres mil personas y de tener tan buena acogida, logró llamar la atención de los entes administrativos de la ciudad, potenciando así la creación de la Mesa Metropolitana de Bicicletas. “Cuando llegué a la ciudad, invité a la administración a crear la Mesa y hoy es el único punto de encuentro entre la ciudadanía y la institución para construir la ciudad que queremos en este tema. Hemos hecho activismo propositivo en el sentido de no criticar sino impulsar con ideas para darle opción de movilidad a quienes quieren utilizar la bicicleta”, comenta Carlos.


Gracias a sus ciclopaseos nocturnos, Pedaleando Alma no solo logró darle un respiro a la ciclovía de los domingos en la mañana, sino que impulsó diferentes eventos como la SiCleada y colectivos como SiClas, Bici Rolling, CicloCity, Bellocicleta, La Naranja Mecánica, Paletera Club, Fixev Gear y Señoritas al Pedal, entre otros.


Pero si bien la bicicleta está en un buen momento en la ciudad y los colectivos poco a poco se hacen más visibles, existen condiciones difíciles para los ciclistas. Una de ellas es la comunicación con los conductores y los motociclistas, a los cuales les falta educación y concientización con respecto de los demás actores de la vía.


Carlos Carvajal, líder de Pedaleando Alma, y Sebastián Mattos, creador del colectivo Bellocicleta, concuerdan en que la principal dificultad en la ciudad radica en la falta de voluntad política para desarrollar infraestructura y en hacer promoción, educación y cultura para promover la movilidad del ciclista.


Tampoco hay interinstitucionalidad, pues solo existe una Mesa Metropolitana de Bicicletas que se reúne de vez en cuando con Planeación y Obras Públicas; pero, según Carlos, no ha contado nunca con la presencia de delegados de la Secretaría de Salud Pública y, mucho menos, de la Secretaría de Movilidad. “En este caso, el Tránsito no existe, no genera apoyo ni se controla el tráfico para que se calme en determinadas zonas de la ciudad, tampoco se toman medidas como la reducción de velocidades y mayor control al parqueo en lugares prohibidos”, explica.


Intentamos comunicarnos con Clara Isabel Arroyave, comunicadora de la Secretaría de Movilidad de Medellín, para solicitar información acerca de los programas de bicicletas y educación vial para ciclistas que alguna vez fueron parte del Plan Maestro de Movilidad y que ya desaparecieron, pero fue en vano.


La desvinculación de tal institución con el ciclista urbano como actor de la vía se ha marcado tanto que fue la Secretaría de Cultura, y no la de Movilidad, la que logró concebir y publicar el primer Manual del Ciclista Urbano de Medellín.


Pero no todo es malo. La ciudad tiene trazados 29 kilómetros de bicicarriles y un presupuesto de 470 millones de pesos para la construcción de otros 12 kilómetros. El Plan de Ordenamiento Territorial también podría presentar la posibilidad de disponer acciones que permitan en los próximos 12 años el diseño de 400 kilómetros de estructura vial para ciclorrutas y parqueaderos en lugares públicos. Actualmente se desarrollan estrategias para ampliar el sistema EnCicla, que promueve el uso de bicicletas públicas para transportarse en trayectos cortos por zonas planas de la ciudad.


Sebastián considera que “El Área Metropolitana está en una transformación positiva gracias a que ya se identificó al ciclista como un actor de la movilidad y la participación ciudadana ha sido determinante en este proceso, al igual que los colectivos promotores del uso de la bicicleta, que han sido muy concurridos”.


El sistema de bicicletas públicas EnCicla, un ejercicio que comenzó inicialmente como un Trabajo de Grado de una estudiante de la Universidad EAFIT, se ha convertido también en parte fundamental de estrategias cuyos resultados se ven reflejados en la oportunidad de Medellín para mostrarse: fue sede del sexto Foro Urbano Mundial (abril 2014), liderado por ONU Hábitat, y lo será del Foro Mundial de la Bicicleta en 2015.


En promedio, en la capital antioqueña se realizan a diario 5.613 mil viajes: el 28% se movilizan en bus, el 26% a pie, el 14% en vehículo particular y el 2% en bicicleta. Así que la invitación queda abierta para desmitificar las vías de la ciudad y demostrar que, aparte de permitir la interacción entre las personas, la bicicleta como medio de recreación o transporte también converge en alternativas ecológicas, saludables, recreativas y económicas.


*Este texto hace parte de la edición 68 de De La Urbe

 
 
 

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