Donde todo comenzó
- Tempo Bikes
- 29 oct 2017
- 2 Min. de lectura
Todos los días en Medellín, el transporte diario parece formar parte de un ritual esotérico, donde ni siquiera las mejores aplicaciones para predecir el tráfico pueden salvarte de pasar momentos eternos y molestos atascado dentro de tu auto.
En una ciudad en la que las distancias siempre parecían ser cortas y no te cabía en la cabeza escuchar historias de otras ciudades donde día a día el tiempo dedicado al transporte diario eran varias horas, pareciera que sin darnos cuenta ahora las distancias dejaron de ser cortas y nos hemos convertido en una de esas historias de caos vehicular.

El transporte diario a tu trabajo o estudio se convierte cada vez más en una actividad agobiante cuando la cantidad de autos en la calle se ha duplicado en la última década y la cantidad de motos se ha triplicado. Sin embargo si ya la infraestructura vial no puede crecer más allá sin pasar por el patio delantero de tu casa, pareciera que la situación no mejorará sino que solo puede empeorar.
Justamente esta conversación estuvo presente en muchos tiempos libres, y sumando la frustración de vivir la problemática diariamente, comenzaron a surgir ideas de cómo sería la evolución del transporte, de los ideales de calidad de vida de las personas y cómo solucionar los retos de movilidad.
Buscamos en la industria automotriz propuestas vanguardistas de vehículos e intentamos adaptarlos a nuestro contexto. Lo que entendimos, fue que dentro de todos los posibles medios de transporte, no teníamos que intentar llegar a la complejidad, había que entender como re-descubrir la simplicidad.
Curioso, incluso irónico fue lo que encontramos. Al evolucionar el urbanismo en las más avanzadas ciudades, éstas parecen seguir un patrón donde se alejan del automóvil y se acercan a los ciudadanos, y por ende la movilización gira en torno a personas en lugar de carros. Cada vez son más las grandes ciudades que nos demuestran que tiene más sentido preocuparse mover a una persona, ya sea compartiendo el transporte público, o en livianos vehículos unipersonales, que preocuparse por mover pesados automóviles en los que generalmente el 80% de su capacidad se desperdicia.

Si tiene tanto sentido esta mirada a la movilidad, nos preguntábamos, porque para el transporte diario las bicicletas no son nuestra primera opción. Es más, pareciera que a veces ni siquiera entráramos a considerarlas como una opción en absoluto, y la respuesta la encontramos en la cultura y la topografía. Una cultura que anhela un vehículo propio pero sentado en un taco empieza a anhelar aprovechar mejor su tiempo y una topografía que reta cualquier vehículo a la hora de subir.
Comments